· El padre no debe sentarse en una silla al lado del
estudiante porque transmite mensajes negativos: “No sabes hacerlo solo”,
“descuida, que yo me ocupo”.
· No hay que corregir los ejercicios en casa. El
objetivo no es llevarlos perfectos, sino probar a hacerlos para ser conscientes
de la dificultad. El profesor corrige mejor; hay que oírle.
· No hay que dedicar toda la tarde a estudiar. Mejor si
juega con los amigos en algún parque; mejora la concentración al llegar a casa.
· El niño tiene que anotar en una agenda los deberes,
lecciones a estudiar, trabajos a entregar y fechas de examen.
· Hay que comenzar por una tarea breve y sencilla para
calentar motores y luego hacer la menos agradable. Reservar para el final algo
liviano y entretenido.
· Un reloj en la mesa ayuda a controlar el tiempo.
· Recordar que no es posible mantener la atención
ininterrumpidamente más de 40 minutos.
· Es recomendable estudiar en un lugar de la casa que no
sea de uso común, con el móvil apagado.
·
Hay que comprobar que ha
corregido en clase los deberes y en qué ha fallado.
Extraído de El País
(viernes 18 de enero)
Santos Fernández Fanjul
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